El tesorero de la Organización Sionista Argentina (OSA), Luis Nimhauser, quien renovó su mandato hace más de un mes junto con gran parte de la Comisión Directiva que estuvo en la primera etapa de la gestión, se refirió al trabajo que llevaron adelante para sanear la institución en términos económicos y aseguró que los problemas financieros “no fueron culpa de una sola persona, sino de una gestión”.
En una entrevista exclusiva con Vis á Vis, Nimhauser aseveró que durante la segunda gestión se enfocarán en generar más actividades, ya que la parte económica está más equilibrada, y se refirió a la OSA que se viene.
– Hace dos años recibieron una OSA complicada en términos económicos, ¿cuál fue el plan que se propusieron, en ese momento, para sanear la institución?
– Nosotros recibimos una OSA desprestigiada y económicamente complicada. El plan que nosotros generamos era, en primer lugar, ordenarla. Sin orden no hay posibilidad de progresar. El plan económico nos insumió mucho tiempo de trabajo e hizo en principio que no pudiéramos llevar adelante actividades relevantes. Nuestro objetivo fue entonces que la OSA pagara sueldos atrasados, cargas sociales y deudas con sus proveedores, de manera tal que pudiera volver a funcionar. Una vez que logramos un principio de equilibrio, pudimos salir a hacer actividades que nos permitieran ganar credibilidad y visibilidad. Esto nos permitió que las personas que tenían que pensar en desarrollar acciones de divulgación sionista puedan hacerlo, y que quienes tenían que pensar en lo administrativo/orden económico también pudieran hacerlo aplicándose cada uno a lo suyo.
– ¿Se dividieron las tareas?-
– Claro…al principio todos estábamos involucrados en cómo salir de esa situación. Cuando ya comenzamos a estar más tranquilos y organizados, pudimos dividir las tareas y que cada uno se desarrolló en el área en la cual se consideraba más creativo.
– ¿Cuánto desgaste te infirió en lo personal?
– Es tan grande la gratificación de haber logrado el objetivo que, hoy, no te podría decir cuánto fue el desgaste. Sí sabía que tenía que cuidar no solo mi nombre, sino también el de Sergio (Pikholtz) como presidente. Cuidar ese nombre es muy importante porque no solo representamos la institución, sino que ponemos en el candelero, nuestros nombres y el de todo un equipo. Había mucho en juego, porque lidiar con el tema económico es complejo. No somos improvisados y tampoco creemos que no tenemos límites, aunque somos audaces y a la vez somos previsores y prolijos. Nosotros vinimos para cambiar una realidad opaca de la OSA, por otra más relevante. Asumimos la conducción para que hoy la OSA tenga otra visibilidad, otras posibilidades y más prestigio que, lamentablemente, se había perdido, aunque no por responsabilidad de una sola persona, sino por una cuestión que tiene que ver con la gestión. Lo que ocurrió puede volver a ocurrir, pero si el liderazgo sionista es prolijo y previsor estaremos seguros que no pasará de nuevo.
– ¿Sentís que tuvieron un respaldo de toda la Comisión Directiva para encarar ese plan económico en la primera etapa de su gestión?
– (Piensa) Sí, sí hubo apoyo. A veces el silencio o el no cuestionamiento por el cuestionamiento mismo es una forma de apoyo. Dejándonos actuar, nos permitieron lograr el equilibrio. También el apoyo sostenido de la Organización Sionista Mundial (OSM) resultó de una ayuda relevante.
– Hace un mes se produjo la renovación de autoridades, ¿por qué decidiste renovar el mandato?
– (Piensa) El trabajo de un askan es, primero, acompañar una idea y un proyecto. La OSA está organizada y sus miembros son aportados por los movimientos políticos sionistas. En lo personal pertenezco a Mercaz, el brazo sionista del Movimiento conservador Masortí y tuve el apoyo político necesario, al igual que el pedido explícito de Sergio, de que si era elegido presidente yo fuera su tesorero reforzando el intento de ir por un nuevo período. La idea era que el cuarteto siga siendo el mismo pero lamentablemente no se logró. Por otro lado, considero que todo tiene que ver con el trabajo de askan: el trabajo es continuidad y, tal vez, el desafío sea generar nuevos liderazgos para las próximas gestiones.Los que asuman en un futuro, podrán trabajar de una forma más tranquila y con el antecedente de una gestión ordenada.
– Por último, hoy ya habiendo equilibrado las cuentas de la institución y con la renovación del mandato, ¿la idea es generar más actividades?
– Absolutamente…porque así y todo nosotros hemos hecho muchas actividades. En estos momentos lo que hemos logrado, en conjunto con la OSM, es incorporar a Noah Frydman, como coordinadora de actividades. Cuando asumimos, hace dos años, comenzamos sin tener director ejecutivo ni coordinador de actividades, con lo cual todo fue realizado a pulmón. También la conformación del Confederal es muy relevante. Trabajamos mucho en el mini Ejecutivo que estaba integrado, además del presidente y por mí, por Susana Gelber como secretaria general e Isaías Karduner como vicepresidente. Nos hemos reunido sábados una vez finalizado Shabat, domingos al mediodía o feriados mientras íbamos coordinando actividades que volvieran a generar visibilidad. Hoy podemos plantear que contamos con un presupuesto y con el equipo profesional apropiado para realizar cada actividad que impulse la Aliah, el sionismo y la difusión de los valores y la verdadera cara de Israel.