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La app israelí que ofrece tours gastronómicos a medida quiere llegar a la Argentina

El sistema es simple. El viajero descarga la app, elige el recorrido y hace click en comprar. Ya tiene su tour gastronómico en su celular con una ventaja: todo está pagado, lo puede usar cuando quiera y en el tiempo que desee, y lo que queda es disfrutar. La idea de Bitemojo, esta aplicación que propone experiencias por fuera del circuito turístico tradicional, fue pensada por Yael y Michael Weiss, un matrimonio israelí que ya tenía un pasado en materia de viajar y comer.

Lanzaron su start up en septiembre de 2016, en Berlín. Antes, Michael había fundado varios portales de turismo en Israel, mientras que Yael había sido CEO de Snunit, una usina de tecnología para educación. La pareja, que se conoció hace 20 años mientras eran voluntarios en un movimiento social en Jerusalén, asegura que a la hora de fundar su nuevo emprendimiento tuvieron en cuenta que hoy los turistas buscan “explorar nuevos lugares en base a la auténtica cocina local”, lo que los hizo querer “cambiar la forma en que la gente viaja para guiarlos dentro del corazón y alma de los destinos”.

Para darle vida, recaudaron US$ 700.000 de inversores ángeles y desembarcaron en Roma, Barcelona, Tel-Aviv, Jerusalén, Budapest y Ljubljana con su producto.

Al llegar al local, solo con mostrar la aplicación ya se puede acceder al plato.

Los tours rondan entre los 18 y los 35 euros, y se ofrecen de varios tipos, como vegetarianos y veganos, nocturnos, por mercados o para parejas. ”Cuando comprás en Bitemojo, la experiencia incluye la visita a los negocios locales para probar sus mejores platos. Estos platos cuentan la historia de ese lugar y su ADN de la mejor forma posible: simplemente probándolos. Además, la app te provee de contenido sobre puntos de interés alrededor de cada negocio y todos los lugares escondidos que solo los locales conocen”, aseguran los fundadores.

El sitio web argentino APERTURA fue invitado a vivir la experiencia en persona en Tel-Aviv. El elegido fue el “Hipster Tour”, que propone una caminata de 1,8 kilómetros con seis paradas y que comienza en la zona del mercado Levinsky, un barrio fundado por inmigrantes de Bulgaria y Tesalónica, hoy repleto de graffitis e historia, para terminar en Florentine, una zona joven muy de moda en la ciudad.

La primera parada fue en un quiosco a la calle que tiene Benny Briga, un simpático comerciante israelí que, detrás de una ventana y escondido entre plantas aromáticas, ofrece sidra tradicional y sodas. El bite (como llaman en la aplicación a cada ticket que se puede canjear) consistía de un agua gasificada que el dueño saborizó a base de hierbas y frutas. Para sentarse, Briga montó una mesa improvisada en la parte trasera de una camioneta antigua que está estacionada frente al local.

Benny Briga preparando bebidas en su quiosco del mercado Levinky.
El bite incluía una boureka acompañada de huevo duro, pepinos y salsa picante.

El recorrido, que está indicado en el mapa de la aplicación, marcaba el próximo restaurante a unas cuadras del primero. Para llegar hasta allí, había que pasar por unas calles atestadas de locales que ofrecían frutas secas, confituras, flores y delicias orientales a la gente. El siguiente plato se encontraba en un puesto de comida al paso atestado de gente, aunque quien lo atendía enseguida despachó las bourekas, un plato que consiste en una especie de gran empanada de hojaldre rellena de queso o espinaca y acompañada por huevo, pepinos y salsa picante. ¿La forma para comerlo? De pie y con la mano.

Más alejado de la cuadra principal estaba el tercer lugar. Un bar antiguo con las paredes atestadas de botellas que ofrecía el clásico plato inglés fish and chips (pescado con papas). Acompañado por salsa alioli, una barra ofrecía asiento en la vereda para disfrutarlo bajo el sol.

La última parada estaba dedicada al tradicional hummus. La pasta de garbanzos que se sirve con plan de pita no podía faltar en el recorrido y venía con un vaso de limonada fresca. Después de tanta comida, se decidió guardar los dos bites restantes para más tarde. La aplicación permite usarlos otro día o, incluso, en otra ciudad para otro tour.

Para el desarrollo de la app, los fundadores recaudaron US$ 700.000 de inversores ángeles.

Bitemojo, que cuenta con un equipo de ocho personas, vendió más de 40.000 bocados en 2017 y facturó US$ 250.000. Sobre el modelo de negocios, obtienen un margen entre el precio que paga el cliente y lo que se lleva cada restaurante que proporciona los platos. Cuentan con una base de 400 locales que ofrecen en su plataforma y en las próximas semanas van a incorporar dos nuevas ciudades: Singapur y Bangkok.

Sobre los planes a futuro, los fundadores aseguraron a APERTURA que están viendo con atención el mercado latinoamericano: “Por supuesto que América latina es uno de los destinos más deseados en el mapa y estaríamos felices de encontrar partners locales para trabajar. Estamos buscando negocios establecidos de turismo y viajes o lifestyle que quieran ser parte de nuestra revolución. La Argentina suena como un destino fascinante y lo podríamos considerar como nuestro primer país en América latina”.

Fotos y texto: Eugenia Iglesias para Apertura

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